martes, 9 de septiembre de 2014

A dedo mata, a dedo muere

Ya está confirmado, Ana Botella no será candidata del Partido Popular a la alcaldía de Madrid en 2015. Parece lógico, su mandato no ha estado precisamente plagado de éxitos. Las mayores aspiraciones para relanzar la ciudad en el plano internacional han caído en saco roto y el hastío de algunos madrileños con los recortes se ha hecho patente (transportes públicos o basuras por ejemplo). Aunque quizás Ana Botella haya recortado parte de esa deuda que acucia a la capital. Las cuentas estarán disponibles en breve.

Ana Botella durante la rueda de prensa hoy


Pero su renuncia no deja lugar a dudas, la dedocracia cumple perfectamente su función. Aunque su decisión en teoría haya sido personal, renunciando a presentarse a las elecciones, queda claro que quizás ella haya decidido saltar al precipicio político porque había gente detrás empujándola. Y es que es muy difícil repetir en unas elecciones cuando se ha entrado por la puerta de atrás y con la pesada losa de ser elegida por el aparato del partido. Nada nuevo en la política española, pero para estar en la primera línea de combate, es aún más complicado ocultar esa realidad.

De esta manera, Ana Botella deja temporalmente la política como llegó, desde el backstage que el público y el electorado no ve. Algo menos de cuatro de años de mandato con más sombras que luces en las que su mérito político ha quedado completamente eclipsado por algunos momentos realmente deshonrosos. Dicho esto, el Partido Popular parece que aunque despacio, toma ciertos apuntes del sentir popular (valga la curiosa antítesis) y decide apear del carro a una persona que no ha sido elegida directamente, y es que, para el PP es preciso cuanto antes salvar el puesto de la alcaldía que a la alcaldesa. Una persona con unos índices de popularidad que han ido bajando desde su nombramiento y que en la actual situación, pueden ser más un lastre para el partido que un valor al alza. Un lastre que además ha tenido la poca decencia de anunciar su no candidatura sin admitir preguntas de la prensa. Sólo queda para los madrileños pensar los 8 meses que le quedan a la alcaldesa.

Así es la dedocracia, siempre será una puerta trasera, giratoria, pero trasera. Ahora para el Partido Popular sólo queda esperar que esta decisión no suponga un desaire para el matrimonio Aznar-Botella y que el expresidente y la futura exalcaldesa decidan abstenerse de hacer campaña, o incluso, hagan campaña sin querer a favor de los rivales. Y lo que es más importante, que Botella no se presente a las elecciones no significa que el PP sepa quién será el candidato, sólo descarta una opción. Parece que ningún partido confía en un nombre para sentarse en Cibeles a 8 meses de las elecciones, quizás sea más miedo a sentarse en el Palacio de Correos que a cualquier otra cosa.

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