Hablamos de baloncesto, de NBA, de la mejor liga del mundo y de jugadores prometedores y hablamos de un negocio muy bien montado como el All Star Weekend. ¿Entonces qué falla para que año tras año el partido de rookies (jugadores de primer año) y sophomores (de segundo año) ahora mezclados y seleccionados por dos grandes del baloncesto como Shaq y Barkley se convierta en un correcalles sin intensidad, defensa o la más mínima intención de competitividad?. En ese correcalles, ganó el equipo de Barkley por 163 a 135 al equipo Shaq, siendo el MVP el ala pívot de Denver Nuggets, Kenneth Faried con 40 puntos y 10 rebotes y con la participación española de Ricky Rubio, con 5 puntos y 10 asistencias, ambos en el equipo de Barkley.
Mejores Momentos del partido Rising Rookies Challenge 2013. Vídeo: Youtube/Nba
La NBA ha ido variando el formato desde el partido de rookies de la misma Conferencia, pasando por el partido rookies contra sophomores desde la temporada del lockout hasta el formato que tenemos hoy en día, dos equipos mezcla de novatos de primer año con jugadores de segundo seleccionados por la NBA y que se draftean para el partido. Por segundo año, Shaquille O'Neal y Charles Barkley como General Managers. Quizás aquí ya empiece el problema, necesitar el circo que se monta en este draft además de recurrir a dos exjugadores que todo el mundo reconoce como populares, amables y perfectos conocedores del show NBA hace que el partido ya esté devaluado. Si la liga necesita a Shaq y Barkley como reclamos en un partido de jóvenes promesas es que el partido o las promesas no están a la altura y se requiere montar un espectáculo suplementario como el de los entrenadores. Parece que en este partido los jugadores pasan a un segundo plano, y en ocasiones, parece que merecido.
Mejores Momentos de Ricky Rubio Vídeo: Youtube/NBA
¿Pero por qué el Rookie Challenge pierde intensidad y aficionados con cada año?. Se supone que son los jugadores más prometedores de la NBA y que deben y quieren demostrar porqué están allí. ¿Qué falla?.
Pues falla la falta de compromiso y de sana rivalidad, a lo que el formato de mezcla no está contribuyendo en absoluto. La vuelta al partido de rookies contra sophomores podría renovar el enfrentamiento entre generaciones donde cada equipo pretendía demostrar a la liga y a los aficionados que su selección de Draft y su generación es mejor.
Recuperar el partido de rookies entre conferencias provocaría olvidar a los sophomores pero si sería factible un partido entre conferencias con jugadores de los dos años pero quizás no diera cabida a todos los que merecen ir. Aún así, 12 jugadores por equipo, seis de cada año y el aliciente de competir por la conferencia podría añadir intensidad al partido.
Draft entre Shaq y Barkley. Vídeo:Youtube/NBA
Si se persiste en el formato de jugadores de ambos años y conferencias mezclados, se pierde el aliciente de representar a algo, simplemente a un equipo drafteado para la ocasión en el que los aficionados díficilmente recordarán a sus integrantes, sin embargo, el valor añadido de representar a tu generación o a tu conferencia puede hacer brotar de nuevo la intensidad de este partido, haciendo que los jugadores demuestren quienes son y a quién representan.
El Show de Mannymal Faried. Vídeo: Youtube/NBA
Y además con el pero añadido de depender de las clases del draft donde según que año pueden faltar pivots de nivel o jugadores versátiles que acaban propiciando que el partido sea un duelo de guards y small forwards pero esto ya es un problema común no sólo en el partido sino en la NBA durante estos últimos años
La NBA se debe poner manos a la obra para retomar el prestigio de este partido y que no se convierta en la farsa baloncestística del viernes que hace que muchos espectadores se planteen siquiera verla. El título de MVP o la participación en este partido se han convertido hasta para los jugadores no en una forma de orgullo y de reinvidicación si no en una selección formal de su capacidad pero sin considerarlo un prestigio.
El elegido es Tyson Chandler, pivot de los New York Knicks, por delante de Serge Ibaka y Dwight Howard.
Primer galardón de Chandler y de un Knick.
Tyson Chandler. Foto: NBA
A pesar de que las aguas no bajan muy tranquilas por la ribera del Hudson, habiendo perdido de paliza los dos primeros enfrentamientos con Miami, con la estúpida y parodiada lesión de Stoudemire y con una pareja de bases geniales (hace cinco años), aún les queda un motivo para la esperanza a los aficionados Knicks, su center titular, nombrado Jugador Defensivo del Año, hablamos de Tyson Chandler.
Chandler es de ese tipo de jugadores salidos de High School que prometían más de lo que ofrecieron, y no exclusivamente por culpa suya, a sus 29 años es un veterano más que consagrado de la NBA, ese tipo de jugadores a los que llevas viendo 10 años en la Liga y aún sigue siendo joven. Llegó a la Liga como 2 del Draft de 2001, elegido por Los Angeles Clippers y mandado al momento a Chicago a cambio del rookie del año anterior Elton Brand (con unos promedios de 20 puntos- 10 rebotes), la apuesta por parte de Chicago no podía ser más arriesgada, para coronarla, eligieron con el número 4 a Eddy Curry, otro pívot de High School apodado Baby Shaq y Chandler, al que proclamaron como "Nuevo Kevin Garnett", pero nada de esto sucedió.
La intención de los Bulls era crear una sociedad compenetrada entre Chandler y Curry, uno defendía y otro atacaba pero estas expectativas no se cumplieron, quizás se esperaba demasiado de Chandler en ataque, no tenía buenos movimientos en la pintura a pesar de su agilidad y no tiraba (ni tira) bien, es uno de esos productos NBA de reciente creación, joven, muy alto y de gran envergadura, rápido al contraataque, con un salto poderoso y un gran sentido de la anticipación en defensa, una versión posterior de Marcus Camby, uno de los integrantes de los Knicks que eliminaron a Miami de Playoffs durante los 90', una situación que ahora dista de ocurrir.
Votaciones Jugador Defensivo del Año. NBA
Quizás la culpa no fuera de Chandler, ni de quien lo eligió, simplemente Tyson no estaba hecho para atacar de espaldas al aro o crearse sus tiros, Chandler está hecho para saltar y volar, tanto en defensa como en ataque, este año ha promediado 11 puntos por partido, con el porcentaje de tiro más alto de la NBA por segundo año consecutivo, y es que Chandler vive de los alleyops, de la velocidad y de machacar con contundencia, su habilidad para el pick and roll y para volar sobre los aros, lo hace imparable en las distancias cortas cuando el vuelo ha iniciado, buena prueba de ello dan las asistencias de Jason Kidd en Dallas Mavericks y este año con la irrupción de Jeremy Lin en Knicks.
El salto de Chandler obedece a razones innatas propiciadas por su físico, un jugador al que estar parado le quema, necesita saltar, ir a las ayudas y machacar el aro, coger los rebotes en lo más alto aunque sea innecesario, porque Chandler entiende el baloncesto como un juego de potencia, velocidad y capacidad de salto, no es extraño que los mejores años de su carrera siempre hayan sido en equipos alegres en ataque y sin miedo a la velocidad, como en New Orleans Hornets donde Chandler dio mejor versión por encima de los 11 puntos y 11 rebotes, donde con uno socio perfecto a la carrera como Chris Paul al mando en los pases y con David West como compañero de pintura se hizo un hueco entre los mejores pivots defensivos de la NBA.
Highlights de Chandler con los Hornets: Video: Youtube.
Si podemos definir el baloncesto de Chandler en dos palabras podríamos decir que es solidario y arriesgado, es solidario porque acude a todas las ayudas, en el poste y fuera, su velocidad le permite recuperar la distancia cuando acude a los dos contra uno en el perímetro pero también ir a la ayuda en el poste bajo en las penetraciones, y es que aunque su número de tapones no esté a la altura de monstruos como Ibaka, Chandler intimida y llega, manejando como pocos el timing del salto, lo necesario para que el rival no anote y para que en la zona de los Knicks puedan seguir respirando. Arriesgado porque confía en él, en su capacidad para ir a todo, para pelear rebotes ofensivos largos, para encontrarse contra pivots más pesados que él y para buscar el aro rival dispuesto a formar parte de los highlights de la noche.
Highlights de Chandler en los Knicks. Video: Youtube
No es extraño que los mejores años defensivos de Chandler correspondan a las temporadas con ala-pivots anotadores, lo hizo con West, con Nowitzki y ahora con Stoudemire, consciente de sus limitaciones ofensivas pero encargado de barrer la zona, el contrapunto enrabietado y poderoso de la defensa, si un rival sobrepasa al compañero de zona de Chandler sabe que cuando salga de ahí, Tyson le estará esperando, esta premisa era clave en los Mavs que esta temporada añora al pivot que contribuyó de forma decisiva a ganar el anillo del año pasado, el hombre al que no le importaban los tiros que se jugase, sino secar a Chris Bosh.
Contribución de Chandler al anillo de los Mavs. Video: Youtube/NBA
Seguramente, la elección de Chandler traerá polémica, la distancia de votos con Ibaka es relativamente escasa y en cuestiones estadísticas hay varios jugadores en la Liga por encima de los 10 rebotes por partido y de los 1,5 tapones que promedia Chandler, muchos analistas preguntan, ¿Cómo es posible que el 10º en rebotes y 19º en tapones sea Defensor del Año?, las dudas surgen entorno al segundo nominado, Ibaka que no es americano y juega en un equipo con un mercado mucho menos que New York, pero aún así, son insuficientes las excusas para justificar el destronamiento de Dwight Howard.
No consiste sólo en saltar más o poner más tapones, en ocasiones el tapón llega producto de una mala defensa, Ibaka tiene cualidades sobradas para ser un dominador de este premio durante mucho tiempo y Howard no ha dicho su última palabra, también se trata de saber colocarse para defender de espaldas, de salir al perímetro, de ser rápido de manos con gente más pequeña o de tirarse mejor a por un balón dividido, de no ser tan fuerte como otros pivots y aún así ganarles, y en algunas de estas cosas, Tyson Chandler lleva perfeccionando su técnica mucho tiempo. Si no como podemos entender que los Knicks desde la llegada de Chandler hayan bajado los puntos encajados en 10ppp, cuando el año pasado recibían 105 y este año 95, con jugadores siempre más ocupados de atacar que de defender como Anthony o Stoudemire, en números totales, Chandler quizás no aporte tanto pero en eficacia real en el juego sí.
Y es que, aunque pese y las estadísticas digan lo contrario porque para eso existen, es que Chandler es un excelente defensor en un equipo que se caracteriza por lo contrario, un jugador atento a la ayuda y rápido de manos, uno de esos pivots consagrados a la tarea de defender, no el último de una especie en vías de extinción, es la continuación de una saga moderna de jugadores de zona, limitados en ataque que centran sus esfuerzos y tesón en defender lo que la estrella deja de hueco, esos eternos escuderos que permiten que otros compañeros se luzcan en ataque, uno de los estandartes del "Not in my house".
Aunque las aguas sigan sin ir tranquilas por el Hudson, los Knicks saben que tienen un guardián en la pintura y que Chandler ya es por méritos propios el Nuevo Terror del Garden.
Jaime de las Heras Martín.
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